Capacitación y Cultura

Miércoles, 05 Junio de 2019

Charla-debate por el día de lxs periodistas

Dar batalla

Amenazado, acorralado, cercado, vulnerado. El periodismo sufre en nuestros días embates por distintas razones. Todas de peso pesado. Identificarlas, pensarlas, inaugurar resistencias, recuperar sus principios rectores y salir a dar batalla fue la propuesta de la charla-debate que, en el marco del Día de lxs Periodistas y Trabajadorxs de Prensa, reunió ayer a Carlos Ulanovsky, Nora Veiras y Luciano Couso con cientos de personas que hoy están haciendo sus primeros pasos en este oficio-profesión y con muchas otras que comparten la preocupación por la degradación informativa.

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Luciano Couso, jefe de la corresponsalía de Télam en Rosario, señaló tres causas: la precarización laboral, la concentración y la transición de los medios tradicionales a los digitales. Recordó que, desde fines de 2015 hasta la fecha, se calculan 4000 despidos en el sector.

La concentración también amenaza al periodismo. “Ocho grupos de comunicación nuclean el 65 de la audiencia audiovisual y Clarín se lleva el 35”, explicó. Esta es una causa histórica que se remonta a la Ley de Radiodifusión de la dictadura, empeorada por el menemismo que modificó el artículo que impedía a los dueños de diarios tener una licencia de televisión. La ciudad de Rosario no estuvo al margen de esta configuración. “A fines de los noventa, el grupo Vila-Manzano compró el diario La Capital, se produjo una fusión con El Ciudadano, LT8 y LT3 y se conformó un multimedio que no conocíamos hasta el momento. La situación se profundizó”.

Hace diez años, cuando resonaban en las redacciones las palabras “convergencia” y “sinergia”, Carlos Ulanovsky se preguntaba, en una charla por el Día de lxs Periodistas organizada por el SPR, “¿A dónde nos va a dirigir el tsunami de Internet?” La incertidumbre se terminó, las nuevas tecnologías conquistaron el territorio y ya no hay medio que no difunda sus noticias en las redes. “Estas herramientas son instrumentos de los que no podemos desligarnos”, indicó Couso, aunque quedan preguntas por saldar: “El conflicto para las empresas es monetizar esa migración de audiencias, para que el negocio persista”. Algunas han adoptado métodos como la suscripción, mediante el que se impone un filtro a la cantidad de publicaciones accesibles para el usuario, salvo que pague un abono. La Nación, por ejemplo, vende 100 mil ejemplares en papel y cuenta con 200 mil suscriptores en Internet.

“El antiguo sistema aún sobrevive generando algo de calidad mientras que el otro seduce con sus atractivos”, sentenció Carlos Ulanovsky respecto de la puja entre lo analógico y lo digital.  Para el periodista e historiador ineludible en materia de medios, el mundo de la información viene entreverado con el del entretenimiento y hay un claro ganador: “El brillo y la pegada veloz generó un periodismo más banal. Lo que importa es lo que pasa cerca de tu casa y lejos de tu vida”. En la gráfica, el esquema se repite: “Los formatos y artilugios del viejo sistema donde aprendimos el oficio cruje por donde se lo mire. Aquel diario que tenía un solo cierre da pelea a otro que tiene uno por hora, que necesita de los clicks y que sigue trivializando los contenidos a partir de la superstición de que la gente ya no lee”, explicó. La frase rectora es “Que la verdad no se interponga entre vos y una exclusiva”, la búsqueda de instantaneidad le ganó a la necesidad de informar.

Para Ulanovsky hubo un retroceso de cuarenta años en muchas cosas. Durante su larga carrera evidenció el pasaje de un modo de hacer periodismo, que consistía en la búsqueda de información, el trabajo y su puesta en valor, honrando la verdad y la honestidad,  hacia otra forma signada por el olvido de esos conceptos básicos y la incursión “en terrenos inconvenientes”: los periodistas sustraen las investigaciones a los jueces, que se convierten en los nuevos generadores de títulos, las notas se mimetizan con los aprietes, se enlazan con deslealtades, generan carpetazos y dineros mal habidos. Hay una salida y Ulanovsky la enunció con todas las letras: “que esos periodistas resignen las visitas a la embajada de EEUU, cuelguen los Armani y vuelvan a tener fuentes y no clientes. Que vuelvan a las calles, que aflojen con el cinismo”.

No todo está perdido. El optimismo aparece, para él, al ver que muchxs jóvenes no son la empresa para la que trabajan, al ser testigo de la creación de más de doscientos medios autogestivos e independientes que persisten. Crece su ilusión ante las reacciones de los trabajadores, como lxs de La Nación, que se juntaron y se fotografiaron para repudiar el editorial destituyente publicado por la empresa. Renuevan su confianza la solidaridad de lxs compañerxs contra los salvajes despidos en Télam, la respuesta unánime contra los ocurridos en Clarín, el modo en que las y los periodistas siguen defendiendo la continuidad de radio Del Plata, la creatividad puesta en movimiento para hacerle frente a la precarización, el recurso al financiamiento colectivo para que nuevos medios como El Cohete a la Luna puedan ser libres e independientes de las migajas del Estado o del empresariado. “Mucho de esto que está pasando en Buenos Aires se replica en otros lugares. Es necesario superar la grieta y condenar la violencia implícita de un estado indiferente”, finalizó.

Nora Veiras, editora general de Página 12, retomó el debate entre lo analógico y lo digital para añadir una variable que oficia de amenaza: un nuevo monstruo, inmanejable, una fórmula matemática que, en base a la información que recibe de los proveedores de Internet, va conformando el perfil  del consumidor que el mercado estipula. Los buscadores determinan las palabras y las marcas que deben aparecer para que la nota se gane un lugar entre los resultados. El ordenamiento de la información se rige por parámetros que ya ni siquiera están en manos de quienes manejan los medios comerciales. De hecho, sólo el 28 de los dólares invertidos en publicidad llega a ellos, el resto es para Google y Facebook. “En el terrible mercado en que se convirtió la difusión de la información, para poder competir, hay que renunciar a los criterios”, manifestó la periodista.

La maravilla de la tecnología tiene su contracara. En efecto, “Baudrillard se quedó cortó cuando decía en los ‘80 que el nuevo modelo no busca informarnos sino hacernos olvidar el mundo real. Los medios crean otro mundo y lo que está en juego es la posibilidad de elegir libremente: si uno no puede informarse a partir de premisas ciertas, no puede elegir y, con eso, se rompen las bases del sistema democrático”, explicó Veiras. Basta recordar el tenor de las operaciones de prensa y el manejo deletéreo de los trolls para suscribir a la sentencia de la periodista: “Si la información es un arma con mucho poder, entonces, la desinformación lo es más”. Por esa razón, la editora general de Página 12, instó a la toma de conciencia, tanto a quienes se desempeñan en la profesión como a quienes van a ejercerla en el futuro.

Los medios no son instrumentos sino actores del poder. “Cualquier ciudadano se da cuenta de la matriz mediático-judicial, de la coincidencia con el círculo rojo o con el establishment”, dijo la periodista. De hecho, el tercer grupo de facturación en Argentina, después de Mercado Libre e YPF, es el que resultó de la fusión entre Cablevisión y Telecom. En este contexto, Veiras sostuvo: “Quienes trabajamos con la información tenemos el rol de orientar a quienes no tienen acceso a  las fuentes, para que puedan discernir y orientarse en este fárrago donde es muy difícil recordar la tapa del diario de ayer”. Alertó a sus colegas a no dejarse utilizar para la difamación o el escrache e insistió en la rigurosidad, el compromiso y la ética profesional. Más allá de las nuevas tecnologías, “la clave sigue siendo el valor de la información”, pronunció. A los lectores, oyentes, televidentes e internautas los convocó a ejercer el poder ciudadano, a hacerse cargo de sus consumos, a decidir cómo informarse y a demandar producciones de calidad. Las amenazas al sector son múltiples y operan desde frentes diversos. No hay dudas. Pero, a pesar del panorama duro, Nora Veiras, concluyó: “El periodismo sigue siendo un oficio más que atractivo, no sé si el mejor de todos, como decía García Márquez,  pero sí uno que vale la pena hacer”.

 

Podés acceder a la disertación completa de Carlos Ulanovsky aquí