Los taladros y topadoras, una emulación de la motosierra, destruyeron una escultura de Osvaldo Bayer en la entrada de Río Gallegos. Quisieron atacar la memoria colectiva, pero la brutalidad no podrá obtener ese logro. Imposible olvidar a un grande: periodista, escritor, historiador, profesor, militante, sindicalista y amigo de nuestro Sindicato de Prensa Rosario, al que visitó para inaugurar hace más de veinte años una sala que lleva el nombre de Rodolfo Walsh. La obra de Bayer es demasiado grande y seguirá iluminando la historia de los trabajadores rurales fusilados y desaparecidos durante la huelga en la Patagonia (1920-1922), la de las víctimas de la última dictadura militar y todas las causas justas con las que se comprometió, que también son las nuestras.